Feroz es un adjetivo cursi. Para la ferocidad hace falta pasión. Hay que amar fuerte para luego odiar fuerte. O al revés. Si a alguien se le ve un pedacito de ferocidad en las pupilas… se le ve un pedacito de alma. Hay que estar loco para ser feroz: hay que dejar la razón. Esta razón, que a veces quítamela-por-favor-que-lastima, no la quiero. Esta razón que me encarrila, me mata. No la quiero. Esta razón (social) acaba con los espíritus más libres. Esta razón no buena sino cómoda-y-cobarde, no la quiero. Prefiero ser feroz.
Feroz es un adjetivo cursi que da miedo. Porque cuando se es feroz, duele más. Cuando te comes el alma de alguien, alguien se come la tuya. Porque cuando el amor es feroz, el dolor es feroz. Feroz es para valientes. Hay quien dice que “el cementerio está lleno de valientes”… y es verdad. Pero la memoria también. Y la memoria dura más que las tumbas. Y esta memoria-que-es-feroz me calma.
Feroz es un adjetivo cursi que da miedo y es síntoma de vida. Que me duela o que me guste, pero que pueda yo sentir, por favor. Porque si-no-siento-no-hago… y si no hago no existo. Y aunque las heridas asustan, el olvido asusta más. Feroz es lo que hay que hacer para no morir.
Valeria Farrés